Las patotas de Remus Tetu caminaban hace 37 años por estos pasillos como señores de la muerte. A Watu le arrebataron su vida los sectores que buscaban construir una Universidad adormecida y alejada de cualquier tipo de compromiso político social que colocara en debate los cimientos de una sociedad injusta.
La Triple A constituyó el prolegómeno de la dictadura genocida y los llamados cómplices civiles fueron engranajes fundamentales del terror desplegado tanto en Bahía Blanca como en el resto del país. La Universidad Nacional del Sur tiene una larga lista de nefastos nombres, que aún siguen transitando impunemente por catedras y aulas.
Sería injusto e insensato, homenajear a Davit “WATU” Cilleruelo sin reclamar justicia por su crimen y sin pedir que las fuertes contradicciones de esta Universidad, que generalmente se encuentra al servicio del poder, sean resueltas sin dobles discursos.
Juicio y castigo a todos los culpables
Cárcel común a todos los genocidas
No nos olvidamos de Jorge Julio López
30.000 compañeros desaparecidos ¡PRESENTES!
GRUPO 83
Adhesión:
