sábado, 30 de junio de 2012

COPROTUR - EDITORIAL - TXT


Desde hace unas semanas los bahienses hemos incorporado un nuevo vocablo a nuestro léxico político: COPROTUR. Las siglas del Consejo para la Promoción del Turismo se han convertido en sinónimo de corrupción y despilfarro de dinero público. Prácticamente muy pocos bahienses conocían directamente su existencia hasta que la olla fue destapada...
El manejo discrecional de los fondos del COPROTUR por cifras monumentales, desnuda la impunidad de una administración política sin escrúpulos al momento de manipular para su conveniencia la estructura del Estado y de cerrar negocios con las corporaciones económicas. Una praxis política que termina pintando de cuerpo y alma a quienes ocupan las oficinas de Alsina 65.
El sistema democrático se ve así prácticamente burlado ya que los mecanismos de representación quedan fraguados por quienes conciben los espacios políticos como meros escaños de poder personal. La impunidad con la que se han manejado es a todas luces alarmante.
Los nombres de Sergio Paladino, Soledad Espina, Fabián Literas, Cristian Breitenstein sobrevuelan en este escándalo. Es difícil pensar que el actual intendente, Gustavo Beviclaqua, pudiera estar al margen de una maniobra política de semejante envergadura.
De esta forma el uso desmedido y sin ningún control del dinero público fue utilizado como parte del montaje de la campaña “Cristian 2011”: shows artísticos, deportivos, muestras e inauguraciones de obras permitieron un sin número de fotografías y cámaras de televisión para el actual ministro de la producción provincial.
Además del poco apego por los controles republicanos y de la reticencia del propio oficialismo a que el tema sea investigado correctamente, estamos ante un ejemplo claro de qué proyecto de ciudad construyen cotidianamente. El larraburismo expresa una casta política sin ningún apego a los controles y al mismo tiempo un entramado de negocios que formula una ciudad para pocos. Las prioridades parecieran estar trastocadas, en una ciudad que tiene una agenda social urgente.
No sólo es importante saber por qué se gastaron 14.000.000, determinar claramente las responsabilidades políticas y permitir que se desarrollen correctamente los canales de investigación correspondientes ocupa un plano de primer orden. El esclarecimiento es fundamental para no generar ni alimentar ese discurso de la anti política que tan alegremente campea en la sociedad bahiense sosteniendo que “la política es un mierda”, “los políticos son todos iguales”, “no hay que meterse ya que no se puede hacer nada”. Justamente el descreimiento y la inacción es lo que buscan quienes quieren que nada cambie y que Bahía Blanca siga siendo una ciudad para unos pocos.
 GRUPO 83