Hace unas horas concluyó
la histórica cumbre de la CELAC en la emblemática ciudad de La
Habana. No debe dejarse de lado, el hecho no menor, de Cuba cómo
país anfitrión de este encuentro latinoamericano que significó un
paso mayúsculo en el proceso de integración de nuestros pueblos. Se
trata de la misma Cuba que fue expulsada de la OEA en 1962 por no
seguir los mandatos imperiales. ¿Cómo no alegrarnos ante los
cambios que vivimos en Nuestra América?
Los
latinoamericanos hemos perdido mucho tiempo en este camino de Unidad
de la Patria Grande, viendo como nuestras naciones entraban en un
proceso de balcanización y de luchas fratricidas. Por eso es que
debemos entender claramente las modificaciones geopolíticas
que se están produciendo y observar los objetivos definidos en este
segundo encuentro de la CELAC, basado en la concertación y el
diálogo político: “para la erradicación de la pobreza y el
hambre es necesario impulsar políticas económicas que favorezcan la
productividad y el desarrollo sostenible de nuestras naciones”.
De la
misma forma se dejó asentado en varias de las alocuciones que los
golpes militares han dejado paso a los golpes económicos, los
sectores del privilegio no se resignan a perder sus posiciones
gratuitamente. Pensar lo contrario es pecar de ingenuidad. El Mercado
intenta imponerse ante la Democracia ya que es la única carta que
tienen para doblegar la voluntad de las mayorías populares.
Ante
eso, y más aún frente a la coyuntura que nos toca vivir a los
argentinos, es imprescindible profundizar el camino de ruptura con
las cadenas neocoloniales, aquellas cadenas que todavía fuertemente
nos anudan e impiden el libre ejercicio de nuestra soberanía. La
imagen del comandante Hugo Chávez estuvo presente así en esta II
Cumbre, al que le debemos en gran parte la maduración en la
consciencia de unidad latinoamericana.
G83
SI
NUEVO
ENCUENTRO
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