Hoy
le vamos a proponer a los oyentes de PalabraxPalabra un simple
ejercicio: imaginar una ventana. Cada uno podrá armarla a su gusto,
de cualquier material y color, de la más diversas formas. Nosotros
casualmente, o no tanto, optamos por una ventana alta, de madera, con
postigos de hierro, como esas que cualquier bahiense puede observar
en la fachada del palacio municipal de Alsina 65.
Ahora
se preguntarán ¿por qué hablar de un objeto inanimado en un
programa político? Tampoco es mera casualidad, para nosotros
simboliza como síntesis la administración de Cristian Breitenstein.
Un Intendente que entró por la ventana luego de un golpe de palacio
urdido a espaldas de la ciudadanía y se fue por otra ventana como
ministro de la producción del gobernador Scioli.
Con
la actitud adoptada en el mes de diciembre, al pedir licencia en su
cargo para asumir como ministro sciolista, demostró una vez más su
poco apego por la democracia. No sólo fue una bofetada a quienes lo
habían elegido como Intendente, fue una burla general al sistema
demócratico por el que nunca manifestó demasiada simpatía. Cabe
recordar que no sólo fue un continuo propagandista de la “teoría
de los dos demonios”
al hablar de “guerra”
en vez de terrorismo de Estado, también fue un militante activo en
el pedido de baja de la edad de imputabilidad de los menores.
Sentado
en el sillón de Bordeau encabezó una administración de claro corte
neo conservador, nutriéndose de hombres provenientes de la vieja
UCEDE, con consejos cotidianos de Vicente Massot, bendecido por la
corporación económica local y protegido por el periodismo
hegémonico de la ciudad. Durante esos años sobrevoló cada vez con
más fuerza el nombre del dirigente político al que le debió su
llegada a la primera magistratura local: Dámaso Larraburu.
Por
momentos parecía que la ciudad le quedaba chica y que los bahienses
le debíamos gratitud a quien en “actitud
sanmartiniana” volvió
desde Alemania para encargarse del descalabro que asotaba al pago
chico. Lejos de esta postal Cristian vino a garantizar los negocios
de lo sectores económicos más concentrados de la ciudad contando
con el complice acompañamiento del multimedio de La Nueva Provincia
y medios satélites.
Quién
vino a dar“seriedad
a la ciudad”
terminó con uno de los mayores escándalos de la mano del afamado
COPROTUR. Quién venía a traernos el mejor sistema de transporte del
país terminó justificando lo injustificable con una crisis sin
precedentes, las quejas masivas de la ciudadanía y el Grupo Plaza
expulsado. Quién vino a ofrecer “prolijidad”
avaló
e intentó garantizar los negocios de una minoría a costillas del
cuidado ambiental y el desarrollo integral de los bahienses con el
proyecto de Dragado en Cerri.
Ya
hemos dicho que el desmanejo del COPROTUR pinta de cuerpo una gestión
capaz de valerse de cualquier artimaña para conservar el poder
político y garantizar sus negociados. Aspecto que acaba de quedar
claro cuando la comisión investigadora del HCD determinó en las
conclusiones de su informe que“los
dichos de quienes aceptaron la invitación del HCD y la documentación
colectada muestra que en la práctica existieron “dos COPROTUR”.
Uno donde el directorio proponía y debatía sobre transformar a
Bahía a Blanca en ciudad de encuentro y convenciones y otro donde la
Presidencia y Tesorería tramitaron las cuantiosas sumas en concepto
de subsidios con el fin de llevar adelante en período electoral,
contrataciones de artistas y espectáculos”
Ya
pocos pueden hacerse los distraídos, queda en manos de todos los
bahienses deteminar de una vez si se quiere que las riendas del
destino general de la ciudad estén en manos de la ciudadanía o
continúe a cargo de los mismos de siempre.
GRUPO
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